Puedo prometer y prometo que esto no tiene nada que ver con la reflexión presidencial. De hecho, es comprobable, puesto que ya anunciaba este tema la semana pasada. Curiosa coincidencia: hoy reflexionaremos sobre la conveniencia o no de mezclar liderazgo y ocio
En el liderazgo, como en todas las áreas del management, nos encontramos con distintas teorías, opiniones y resultados. Personalmente me gusta y ejerzo el modelo del liderazgo situacional. Requiere un periódico análisis de los colaboradores y flexibilizar el estilo y grado de empowerment con cada uno de ellos y su momento de desarrollo. Este sistema ofrece tres grandes ventajas: Te obliga a realizar una evaluación periódica de la evolución del individuo; te exige una reflexión personal para adaptarse constantemente a cada persona y su estado; te genera conciencia permanente, casi mindfulness. Como resultado, a quien es duro de oído le hablas alto o incluso le gritas un poco y al híper acústico le susurras como a los caballos. Y no permites a las personas mantenerse en su zona de confort en cuestión de asunción de responsabilidad.
Con independencia del modelo de liderazgo adoptado, cualquiera de ellos puede comportar momentos de ocio aunque siempre sea en pro del negocio. Me llevó a esta reflexión una escena que vi recientemente en la que un jugador de ajedrez, con un equipo de alto rendimiento, en un momento de tensión máxima, con una orientación absoluta al éxito y más presión que un submarino, decide tomarse un día de playa en medio del campeonato mundial de ajedrez. Y funcionó. El equipo necesitaba disipar presión y generar roce.
El caso es que hay líderes que practican con fervor el Liderazgo Vacacional, mientras que para otros es cosa baladí, criticable incluso. Personalmente soy de los primeros. Me gusta que existan momentos de disfrute, sin presión, donde cada uno se muestra desnudo, o con menos ropa y maquillaje, donde las relaciones son más humanas.
Escribo esta reflexión sentado en un avión con destino Bilbao. Y por eso he pensado: ¡qué gran destino para un evento de Liderazgo Vacacional! Un poco de cultura en el Guggenheim, un bastante de gastro y una lección mágica de equipo de alto rendimiento viendo una regata de traineras. Por cierto, aquí tienen una explicación de las traineras y Dream Team.
Y es que además es gasto deducible, creo. Ya estoy mirando el calendario de regatas para ir reservando. ¿Y tú?