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Mientras nos tratan de imponer una jornada laboral de 4 días con reducción horaria, en otros países y empresas actúan al contrario aumentando la jornada, ya sea de manera ocasional ante dificultades o de manera permanente por convicción
El asunto es complejo y por ello lo vamos a deconstruir, como la tortilla de patatas.
Ejemplos, pruebas y extremos
Recientemente se han realizado pruebas de la jornada de cuatro días en Dinamarca, Islandia, Suecia, Alemania y Reino Unido, aunque es verdad que bajo principios distintos y con resultados diferentes. En el caso de Dinamarca una jornada de cuatro días no significa un cambio relevante, ya que su jornada actual es de las menores del mundo (33 horas semanales). Así que en su caso se trata más bien de distribuir en cuatro días lo que antes se hacía en cinco. Distinto es el caso de UK con su 4 Day Week Experience, el resultado de su experimento ha sido que la mayoría de las empresas participantes pretenden seguir adelante con el modelo.
Para poder hacernos un marco de referencia es importante analizar los casos extremos en términos de jornada laboral. En el lado de los máximos se encuentra Corea del Sur, que en 2018 redujo su horario semanal máximo de 68 a 52 horas. En el extremo opuesto está Países Bajos con una jornada de 30,9 horas.
La pregunta es qué efecto tienen estas medidas sobre la productividad y, sobre todo, sobre la competitividad del país.
Con el marco de referencia anterior no puede extrañar en demasía las medidas adoptadas por Samsung en Corea, que ha aumentado la jornada de sus directivos hasta los seis días semanales, generando así una imagen de delicada situación y esperando que se sumen al carro los empleados de niveles inferiores.
Seguro que trabajar más no es la única razón, pero sí una razón del milagro coreano, que ha pasado de una renta per cápita de 100 USD en 1963 a más de 56.700 USD en 2023 (FMI).
Efectos
En el caso de reducirse la semana laboral y la jornada el primer efecto es inmediato: reducción de la tasa de desempleo. En España esto vendría de perlas ya que somos campeones de la Champions League del desempleo, como diría aquel presidente justo antes de entrar en barrena en 2007.
Aumento de la natalidad, siendo esto más que probable si consideramos el efecto inverso a lo ocurrido en Corea con el horario híper extenso y siendo su tasa de natalidad la más baja del mundo. Si bien, según los expertos, las razones incluyen también congelación de salarios, incremento del coste de vida y la incorporación de la mujer al mercado laboral.
Productividad con gráfica de U. Al principio todos nos esforzaríamos por mantener la productividad aun dedicando menos horas al trabajo, para así mantener la mejora de condiciones. Sin embargo, casi no tengo dudas de que se produciría una caída con el tiempo, resultado del descuento o desaparición del efecto motivacional, para volver a incrementarse ante el riesgo de una vuelta atrás (nueva motivación negativa) o gracias a las mejoras en procesos, robotización e IA.
Desconexión excesiva. En el caso de los puestos con más carga intelectual se me antoja muy larga una parada de tres días.
Reflexión
Puede ser una buena medida para repartir el trabajo en un futuro, lo cual ocurrirá, más pronto que tarde, por el efecto de la digitalización, IAG y robótica. Siempre que no se establezcan otros modelos de compensación social. Sin duda alguna, es una excelente medida a efectos estadísticos.
Por nuestra parte, si podemos elegir, seguimos como estamos, y no podemos evitar preguntarnos cómo se afrontará el déficit competencial en productividad derivado de menor tiempo de trabajo, reducción de ritmo del mismo y oxidación consecuente.
