Los obesos ganan menos que los delgados. Así lo demuestran múltiples trabajos de campo. La Universidad de Florida ha realizado recientemente un estudio entre personas residentes en EE.UU. y Alemania. Ofrece como resultado que una mujer con 11 kilos sobre la media, obtiene una retribución de 9.734 euros menos. Si pesa 11 kilos menos de la media, gana 10.947 euros más. Para los hombres, el sistema funciona de la misma manera, pero la brecha salarial es menor frente al caso de las mujeres. En España, contamos con una alta protección mediante la Ley de Igualdad. A nuestro juicio, quizás excesiva, ya que su aplicación, a veces, nos lleva a incoherencias evidentes e incluso a reducir la competitividad. Como en todo el ámbito laboral: exceso de regulación.
Una reciente sentencia del Supremo ha declarado anticonstitucional, la obligación de una Clínica, de que sus enfermeras de consultas vistan falda, frente a la posibilidad de sus compañeras de quirófano de usar pijamas sanitarios. Pero también indica: “en modo alguno afecta a la dignidad de la trabajadora o a su intimidad”, pues el uso de una falda de “dimensiones normales” no solo está visto como algo “absolutamente corriente” sino que “se vincula con tradiciones o históricas ideas de elegancia femenina”. Es decir, es absolutamente corriente, digno y elegante. Pero es tradicional e ilegal. Al final dice que son las enfermeras las que pueden optar por uno u otro uniforme. Países competidores con menor regulación, premian aquellos aspectos que son necesarios o ventajosos para un determinado puesto/empresa y castigan los contrarios.
Esto les proporciona una ventaja competitiva. Siempre me sorprendo al ver películas o series americanas que transcurren en Hawai. Los turistas americanos acuden muchas veces con esa horrible pinta guiri: camisa floreada y bermudas. Tratan de ponerse el chip de vacaciones incluso antes de salir de su casa. Lo que me gusta es que el recepcionista del hotel, la camarera del bar piscina, etc., van igual que ellos. Pero lo que me fascina es que están morenos, con aspecto saludable y muy muy sonrientes.
Hace ya unos años un colega, en una empresa hotelera, solicitaba a sus trabajadores en puestos de contacto con clientes, que estuvieran bronceados y con aspecto saludable. Hoy, es probablemente ilegal. En resumen, los trabajadores son imagen de la empresa y son la imagen que el cliente quiere o espera ver. Por si acaso, a perder los kilos de Navidad, no sea que nos bajen el sueldo.