El futuro a medio plazo parece aclararse, pero nada comparado con la década prodigiosa, o peligrosa, según si se mira desde su momento o desde este momento. Aún hoy muchos empresarios y/o directivos confían en una vuelta a los buenos tiempos. Eso es optimismo. Lo más probable es que eso no sea así, al menos si no cambiamos bastante, o mejor, mucho. Nuestro confortable pasado sustentado en el trinomio turismo+construcción+subvención se ha convertido hoy en un monólogo sobre turismo. Y con eso no podremos absorber el ingente número de desempleados de baja o nula cualificación que la década prodigiosa atrajo tan eficazmente.
El futuro, además y a Dios gracias del turismo, pasa por una de dos: producir aquí y vender fuera o producir fuera y vender fuera. Factor común: fuera. En ambos casos ya existen experiencias de las que aprender. Toda la sociedad tendría que conocerlas y admirarlas porque toda la sociedad es necesaria para poder acometer el cambio necesario: hacia fuera.
La empresa que todavía piensa en la vuelta de los buenos tiempos necesita con urgencia un cambio de chip. Pero la empresa somos todos porque a la postre, en un entorno pequeño, todos formamos parte de sus stakeholders (personas afectadas por la actividad de una empresa). Es una obligación cambiar para poder afrontar el futuro con algo más que turismo. Mientras tanto, muy posiblemente, asistamos al cambio de tendencia y salgan más de los que entren. No habrá otra opción cuando la caja no dé para más y en muchos casos será una elección antes que una obligación. El quid de la cuestión es observar este fenómeno como si de una balanza comercial hablásemos. Una balanza de talento, cuánto sale y cuánto entra.
Para vender fuera, ya sea produciendo aquí o no, necesitaremos talento, innovación y emprendeduría. Contamos con talento interno pero será necesario más y mejor, mediante la concentración de los recursos educativos en aquellas áreas de mayor proyección y también mediante la atracción desde fuera de talento existente y con experiencia que permita limitar la curva de aprendizaje. Si como ha demostrado la propaganda política a lo largo de la historia, es cuestión de repetirlo, pedimos la colaboración para que a base de repetirlo nos lo creamos primero y lo pongamos en práctica después.